domingo, 4 de marzo de 2018

Exito y Felicidad


  • El que piensa en la enfermedad, en la pobreza y en la desgracia, tropezará con ellas y en sus garras caerá. Pero, desconociendo la estrecha relación que existe entre el pensamiento y sus efectos, culpará a la fatalidad de cuanto le ocurra, sin reconocer sus propios engendros.
  • En contacto se pone con las condiciones que la engendran quien mantiene pensamientos de pobreza.
  • Salvo que no pueda remediarlo ningún hombre tiene derecho a permanecer sujeto a condiciones embarazosas y deprimentes de su ambición legítima. Le exige su dignidad sustraerse a un ambiente semejante, y es su deber colocarse en una posición decorosa e independiente, de manera que en caso de enfermedad o cualquier otra contingencia, no constituya una carga para otras personas, ni deban sufrir quienes dependen de él.
  • Existen numerosas pruebas de que estamos destinados a hechos grandes y sublimes y de que es nuestro patrimonio la abundancia y no la pobreza.No conviene a la naturaleza divina del hombre la miseria y la penuria, pero radica nuestra falta en que no poseemos ni la mitad de la confianza que deberíamos poseer en el bien reservado para nosotros.
  • No osamos conceder alas a los anhelos del alma y como únicamente pedimos y aguardamos menudencias, nuestra suerte no se abre al caudaloso flujo de la abundancia.
  • Nos sustenta Dios con su Poder y da siempre, liberal y generosamente, sin límites ni restricciones y sin que lo empobrezcan los dones distribuidos, pues es su naturaleza dar y satisfacer los anhelos de nuestro corazón.Aunque mucho le pidamos no tiene menos.
  • Consiste uno de los más profundos secretos de la vida en abrirnos totalmente a la corriente de energía espiritual y utilizarla con entera eficacia.El que así consiga trocarse en caudal de abundante flujo, reduplicará su valía, porque entonces será cooperador y ministro de Dios, hasta un punto que nunca habría podido soñar.Cuando nos persuadamos de que emana todo bien libremente de Dios y nos coloquemos en armonía perfecta con EL, luego de haber ahogado en nosotros las impurezas,lo veremos sin nubes que nos lo oculten.
  • Está el mal en que restringimos el flujo divino con nuestros malos pensamientos y malas acciones.
  • No se quejen de que les falte esto o lo otro. Cuando dicen que no poseen lo que otros poseen, ni pueden hacer lo que otros hacen, ennegrecen aún más los cuadros sombríos de su imaginación. En tanto deploren su infortunio y piensen en sus desgracias, no atraerán con la mente lo que buscan para remediar sus condiciones adversas.
  • ¿Qué lógica nos adueñará de bienes que suponemos desde ya inaccesibles a nuestra posesión?.
  • Se hallan las limitaciones en nosotros mismos y no en el Dios que dispuso para sus hijos todos los bienes que colman el universo y si no los tomamos, es porque nos lo impedimos nosotros mismos.
Reflexiones tomadas del libro´´El Poder del Pensamiento'', de Orison Swett Marden( 1850-1924)